Cita de David Hammerstein del Diálogo Transatlántico de Consumidores
“La Unión Europea parece estar más preocupada por la salud de los bancos que por la salud de la ciudadanía europea. Las radicales medidas de austeridad impuestas en distintos países de la UE ha significado que millones de personas no tienen acceso a tratamientos esenciales en los centros de sanidad pública.
Debido a unas políticas totalmente pro-industria de la UE existen unos precios inasequibles para muchos medicamentos y tenemos una crisis creciente de acceso a medicamentos dentro de la Unión Europea. En cambio, una política orientada hacia las necesidades de salud de la mayoría incluiría una estrecha coordinación entre países europeos en las compras públicas de medicamentos, unas reglas más flexibles de propiedad intelectual y medidas anti-monopolio para fomentar la competencia de productos genéricos y su importación, normas para la condicionalidad social para el uso de los resultados científicos financiados con fondos públicos y una regulación estricta de la transparencia para poder evaluar la eficacia y seguridad reales de los productos farmacéuticos. El modelo farmacéutico actual está dominado por unos gastos masivos en marketing, unos pobres resultados en innovación y unos precios muy altos mantenidos artificialmente. La crisis ha convertido la situación en insostenible.”